martes, 20 de mayo de 2014

Un negocio de nuestro tiempo


¿Qué podemos aportar después de muchos años ejerciendo la labor docente? La experiencia es un valor que, en la actividad del diseño como en otros muchos sectores, ha quedado en un amable segundo plano. Otros recursos tangibles e intangibles han emergido y se han convertido en factores determinantes a la hora de decidir o de otorgar responsabilidades. Cada año cuando me encuentro realizando tutorías para proyectos de final de grado, en aquel momento que estudiantes brillantes, normales y mediocres afrontan la recta final de sus estudios, observas fenómenos que se repiten una y otra vez. Gente muy centrada eligiendo unos temas rebuscados, raros, incluso extraños a su propia trayectoria, como si el proyecto final fuera sublimación y catarsis al mismo tiempo. Los temores y la ansiedad por acabar afloran y convergen en un momento en que debería reinar la serenidad y claridad de miras para poder proceder con eficacia. Otros estudiantes se autoimponen retos imposibles que su sola evocación ya les colapsa. En esta situación es cuando actúa el propio archivo imaginario de cientos de proyectos oídos, discutidos y analizados, conjugados con la experiencia profesional y que te permiten destilar una observación, una propuesta o una sugerencia que por su espontaneidad, a veces incluso para sorpresa mutua, sirve de alivio y estímulo eficaz a quién la recibe. Este bagaje acumulado va siendo sustituido en las escuelas por otros atributos, no menos importantes, pero no exclusivos ni infalibles. La maquinaria académica, con sus jerarquías, títulos, valores y rituales (antiguos y modernos) tiende a devaluar todo el contenido que no sea fruto de su misma carne. La Universidad acabará de experimentar la pérdida de todo un tipo conocimiento no recogido en sus actas y protocolos. Será demasiado tarde y este es solamente uno de los muchos problemas que sufre, probablemente no es el más perceptible ni acuciante. De igual manera que se desprende la brillante declaración del Ministro de Industria sobre que se debe reindustrializar España. No se trata solamente de crear industrias o facilitar su asentamiento. El conocimiento perdido con la deslocalización, cierre, dispersión y jubilación de técnicos y operarios, experimentados y cualificados, durante estas últimas décadas no podrá restablecerse hasta mucho tiempo después de esta pretendida reinstauración industrial. La experiencia necesita tiempo, repetición y acumulación. Ante este panorama el anuncio que reproducimos en la imagen es una propuesta sugerente de nuevos modelos de negocio en el ámbito docente que aprovechan recursos y experiencia. ¡Quizás se trata de una buena idea!






sábado, 3 de mayo de 2014

"Arte pobre, sensibilidades ricas"



 
A propósito de visitar laXXI Fira de Terrissa de La Galera(Montsià) y de hablar con gente diversa que se encontraban por allí hemos podido percibir, una vez más, la paradoja a la que está sometida la actividad de la artesanía y más en concreto la cerámica. Con una tradición de formas y procesos del pasado árabe y que en el pueblo se remonta a principios del s.XVIII contando con una destacable actividad en el pueblo, hasta el punto de que en el “Terracota, Centre d’Interpretació de la Terrissa de la Galera”, se exhiben algunas tipologías de piezas propias del lugar. La feria se ha convertido en un importante elemento dinamizador ya que cuenta con participación de prácticamente todos los centros tradicionales de cerámica del Estado, una comunidad autónoma y un país invitado. La proximidad a los destinos turísticos de las tierras del Ebro y sus fechas de celebración, los primeros días de Mayo con una buena organización y difusión permiten una importante afluencia de público.

Lo paradójico que aludíamos al inicio se debe a que el último ceramista de La Galera no participa en la feria. Tiene su taller abierto en un extremo del pueblo, como históricamente se situaban para no incidir con la chimenea su horno sobre las viviendas circundantes, y allí pudimos hablar con él, admirar y adquirir alguna de sus piezas. “La cerámica en España no tiene futuro” es la frase que hemos oído repetida en distintos lugares y por actores diferentes, sean jóvenes o viejos. Los puntos de distribución, antes habituales en las grandes ciudades, han desaparecido. La actividad está gravada con el 21% de IVA, así como la energía que necesitan, por no tener un gran consumo, no pueden acceder a precios más ventajosos, etc…Muchos de los talleres tradicionales compensan su stock con producto importado a precio imbatible y van reduciendo su producción propia. ¿Donde está lo sorprendente? Mientras que ferias y mercados de este tipo tienen un gran éxito de público y se han convertido en elementos de referencia para el turismo, sus protagonistas, los herederos de la tradición y el oficio languidecen inexorablemente y todo lleva a pensar que estamos ante las últimas generaciones de artesanos alfareros. En este blog hemos tratado repetidamente este tema y también hemos constatado la poca transcendencia de las campañas de promoción para vincular artesanía y diseño. Si pasáis por ferias de este tipo aprovechad para comprar alguna pieza de un productor local ya que quizás tendréis la oportunidad de poseer una de las últimas piezas y a un precio de artesanía de antaño.

Imagen: plato para frutos secos de Joan Cortiella ( La Galera). Una pieza simple y práctica con una forma muy estética. Citando a Terenci Moix: “arte pobre, sensibilidades ricas”.