martes, 9 de marzo de 2010

Memória industrial



Con la nueva situación de la economía mundial, entiéndase globalización, deslocalización, low-cost, etc…, asistimos a la desaparición de muchas empresas con una larga tradición productiva en nuestro país. Unas por no poder competir, otras han sido compradas por multinacionales, otras se han convertido en meras distribuidoras de productos manufacturados en terceros países. La crisis actual, de una manera especial en España, no ha hecho sino acentuar esta tendencia y la destrucción del tejido productivo se está notando con dureza. Al desaparecer las empresas también cierran talleres auxiliares, fabricantes de componentes y todo aquello que podía estar interrelacionado con la actividad.

Cuando cierra una empresa que fabrica moldes de inyección de plásticos, pequeños electrodomésticos o un taller de mecanizado, unos modelistas, etc… no solamente se pierden lugares de trabajo y unas industrias determinadas sino que se destruye conocimiento, un know-how particular que va a ser imposible de recuperar. A veces tenemos la impresión que la experiencia o la sabiduría de una empresa esta en el sentido abstracto de ella misma, que está escrito y guardado en archivos de papel o informáticos y no es así, el conocimiento y la experiencia está en las personas. Esta experiencia muchas veces se transmite de una forma natural dentro del mismo lugar de trabajo y, en empresas que tienen una antigüedad respetable, podemos decir que se transmite generacionalmente.

Aunque esta tendencia de marcha atrás y quieran volver a establecerse en su lugar de origen, muchas actividades llevadas en un momento determinado a China serán la causa de que aquí haya desaparecido todo un oficio, una manera de trabajar, un conocimiento fruto de la experiencia acumulada, exactamente como si se tratara de una actividad artesanal. “Sus secretos murieron con el” es el título de un capítulo del interesantísimo libro de Richard Sennett titulado “El artesano” (Anagrama. Barcelona 2009) y que podría ejemplificar esta situación. Hay muchos paralelismos entre el saber hacer que genera la artesanía y el conocimiento sobre la actividad productiva que acumula una empresa y, mucho me temo, coincidiendo con otros profesionales, que la marcha atrás será muy difícil. Con el desarraigo de estas actividades el saber se ha perdido y no basta con volver a establecer la producción. Habrá que empezar de cero con la acumulación de experiencia.

Igual que se están fijando las vivencias históricas grabando entrevistas con gente que ha vivido momentos cruciales, seria interesante que se grabara la experiencia, los trucos y los consejos de las personas que han realizado una actividad que desaparece o que lo va a hacer próximamente. Una especie de registro etnográfico profesional sobre actividades y oficios industriales. Quizás servirían de tutoriales para futuras generaciones.