Dentro de poco, por efecto del Internet de las cosas, todos
los objetos cotidianos se conectarán por si mismos a Internet mediante sensores:
muebles, electrodomésticos, vajillas, prendas de vestir, juguetes, lápices,
etc. proporcionando información sobre nuestras constantes vitales y nuestros
hábitos, además de otros datos susceptibles de ser analizados y monitorizados. Como
todas las grandes innovaciones que se ponen a nuestra disposición, las ventajas
aportadas serán de gran calado y, como ha sucedido recientemente con otros relacionados con la sociedad digital, será
difícil autoexcluirse de su uso ya que ello conlleva cierta marginación social
o incluso puede suponer el riesgo de quedar fuera del sistema. Del sistema de
salud público por ejemplo o de cualquier otro sistema.Con la nanotecnología la
presencia de sensores y elementos de radiofrecuencia, deseados o indeseados,
aceptados o ignorados, será totalmente imperceptible. ¿Podremos saber que
elementos de nuestro entorno estarán conectados o no? ¿Podremos decidir con autoridad si los
queremos “con o sin” cómo ocurre con el café?
Iniciamos un trabajo de investigación sobre el diseño los
objetos y su relación con el Internet of
things. ¿En que afecta al diseño industrial? ¿Cómo deben ser los objetos
para que sean sinceros sobre su conexión o desconexión? ¿Será bueno que sean
una cosa o la otra? ¿Se puede pensar en objetos incontrolables? Reflexionaremos
sobre este tema para obtener conclusiones
de la dualidad controlable-incontrolable aplicada al diseño industrial. En los años ochenta con
la llegada de los primeros dispositivos electrónicos aplicados a las zapatillas
de deporte, con los estudiantes de Elisava empezamos a conceptualizar sobre cómo podría ser la relación entre
objetos sencillos y la microelectrónica. Como se alteraría su estética, como
mejorarían sus funciones, cómo estableceríamos una nueva relación con ellos. Ya
en este siglo, en la asignatura de Diseño e Interacción, otros estudiantes
plantearon la función de engañar al teléfono móvil envolviéndolo en un papel de
aluminio preparado para desconcertar a nuestros interlocutores. Ahora que
entrevemos la posibilidad de una implantación masiva de objetos emisores de
datos e interconectados a la red, opinamos que debería plantearse una reflexión sobre esta
invasión de objetos chivatos que se avecina. Establecer una distinción para
unos objetos incontrolables (uncontrollable
objects) certificando que están libres de elementos de control, por
ejemplo, podría ser un primer paso.
Foto 1 El Objeto Transitorio. Proyecto de coctelera con microprocesador para control de combinados de estilo barroco-high tech, diseñado por Francesc Pons (1r Curso de Diseño Industrial Elisava curso 1986-1987).
Foto 2 El Objeto Transitorio. Proyecto de porrón con microprocesador para dosificación de mezclas y caudal, diseñado por Antoni Tarrés (1r Curso de Diseño Industrial Elisava curso 1986-1987).